Hombre creador...


Hasta hace poco mi camino era la soledad, jugando a encontrarme a mí mismo pero he encontrado numerosas piedras muy difíciles de romper y aún rotas representan vaga culpa; he resistido como pocos, pero la voz colectiva grita muy dentro, he empezado a escuchar, comienzo a entender, y lo triste o lo bello de esto es que son palabras que resuenan con dolor.

No es mi propósito el transitar el camino de la pena, ni cambiar el mundo, ni callar la conciencia colectiva, mas es el eco de esa misma conciencia parte de mi desventura que ante todo brilla con los últimos resabios de lo que intuía me llevaría a mí mismo.

Hay una nueva fuerza, un nuevo derecho y la misma esperanza; el movimiento inicial fue tan y de tal magnitud que por un momento he creído forzar a las estrellas a girar en torno mío, que voluptuosidad y que ambición pero ni así pude sentirme libre. Pero libre de qué o quién, libre para qué; que extraordinarios pensamientos pululan en mí; más de uno rechaza la dependencia de otro igual, pero son vanos sin la acción, porque su misma fuerza que infla provoca en mi este terrible vacío.

He tenido la capacidad y el valor de establecer el bien y el mal, de fundir sus límites, de suspender la voluntad que ejercían, tengo ahora la capacidad de ser juez y ejecutor de mi propia ley. Pero ha llegado el día abrumador de mi soledad, en que mi arrogancia sometida se lamenta de la fuerza que obtuvo, perdió de vista la altura, porque ve la ruindad de mi ser cerca y la excelsitud de estas actitudes horroriza, es como si fuera un fantasma, alguien que se ha negado a sí mismo, alguien que no existe.

Hay sentimientos resueltos a acabar con un hombre solitario, si no lo consiguen son ellos quienes deben morir, pero no espero llevar la carga de ser un asesino de sentimientos y sin embargo lo soy, porque el martillo de mi justicia se fundamenta en ejecutar a quienes menosprecian, obligándolos a cambiar de opinión; esa es la razón por lo que sin saberlo están furiosos contra mi; estoy muy cerca de lograr un acercamiento con los ejecutados, no obstante siento he pasado de largo y el rencor más enconado se ceba en el que vuela.

Lanzan injusticia e inmundicia al solitario, a aquel quien rápidamente tiende la mano, al que en su camino pero hay quienes a los que no hay que tender la mano, si no una garra de uñas afiladas; sin embargo el peor enemigo del solitario es uno mismo, porque uno mismo es quien se acecha en cuevas y bosques, en calles solitarias, verdes parques y montañas con resabios de nieve en días calurosos y con lluvia. Solitario transita el camino que lleva a sí mismo.

Lejos de donde pertenece debe uno tener la disposición de consumirse en su misma llama y renacer desde sus cenizas. El amor a sí mismo, y el menosprecio y el desdén de que solo son capaces quienes aman; porque quien ama siente deseos de crear, y quien ama trata de superarse creando y no sabe que así se encamina hacia su propia destrucción.

Hombre solitario...



¿Porque he venido tan lejos a gritar que todo es mentira, que en realidad y después de todo me encuentro solo?