El segundo día...


El segundo día trató de distraerse, de no pensar. Volvió a perder en la batalla de la conversación. Recuperó alguna de sus cosas, y las puertas se fueron cerrando tras sus pasos una a una y se hizo oscuridad.
-Hasta siempre- fue la respuesta burlona que musitó mientras se alejaba, atrás quedaba esa voz femenina diciendo, no empieces otra vez por favor.

Limbo


Se sabía poseedor del secreto que daba derecho a despreciar a todos en silencio pero tras su sonrisa amable escondía el más terrible dolor.

Psicoanalista


Supo que tal vez debía cambiar de psicoanalista cuando al salir de sesión, el estudiado en susurro le dijo: muchacho esta vida no es para ti.


Creencia


Cualquier persona con la preparación adecuada, embarcado de manera precisa puede tener una experiencia directa con lo divino y cambiar su destino. Hemos asumido desde niños que solo ciertas personas son capaces de lograrlo y creemos en ellos que muchas veces nos guian como corderillos a donde el lobo. Sé que la inmensa mayoría está contenta con sus credos, símbolos y demás libros sagrados, y con sus organizaciones religiosas pero no deja de ser inquietante la manera de cómo ha sucedido nuestra historia, los mayores desastres de nuestra época y épocas anteriores han sido provocados por un solo individuo canalizando un poder que esta al alcance de todos.

La creencia es, y ha sido, una cuestión de suma importancia para el hombre. Es una inmensa fuente de poder para aquel que incluso no cree en nada pero permite que los demás crean a través de él y puede, como muchas otras armas, ser utilizada en ambos sentidos.

Es un hecho que actualmente ese poder esta siendo altamente cultivado por medio de los actuales y eficaces medios de comunicación que bien pueden encender las mas profundas llamas de la caridad, llámese Teletón, y tambien pueden satanizar a una personalidad política y encender las llamas de la inqusición, todo esto es gracias a una de las más extrañas cualidades del hombre, que embarcado en las más profundas cavilaciones filosóficas puede llegar a las mas fantásticas conclusiones y creer firmemente en ellas, y encauzar a otros a creerlas.

Sería deseable no cavilar, no pensar, no creer; pero tenemos ya tan firmemente enraizado el deseo que creer en algo, que buscamos sin resultado fuera de nosotros lo que desde momentos antes de nacer nos han puesto dentro, nuestra naturaleza divina, con la que dadas las condiciones podemos dominar cualquier fuerza ajena nosotros.

Solo intentemos llegar tan adentro como sea posible y después salgamos.