Tribulación desmedida

El que acudieras a mi, hermosa, escondida tras tu belleza; el que me hablaras muda, sin palabras. Antes de salir el sol te presentaste a mi, el más solitario de los hombres.

Desde siempre hemos sido amigos, tenemos en común la tribulación, el temor y la causa; hasta el mismo sol tenemos en común.

No nos hablamos debido a que sabemos mucho, por medio del silencio, la sonrisa y la mirada nos comunicamos nuestro mutuo conocimiento.¿Acaso no eres tu la luz que acompaña mi llama? ¿No es la tuya el alma gemela de mi sabiduria?

Cuando solitario caminaba ¿A quién anhelaba mi alma por las noches? Y cuando subía a lo más alto, ¿a quién buscaba en las alturas?

Todo mi deambular solo era apresuramiento y expediente de hombre inútil; ¡Volar es mi único deseo, volar hacia ti!

Soy adeversario de las nubes que pasan, de los felinos malignos que nos quitan lo que tenemos en común; de las tragedias que pusieron distancias a veces insalvables, de los horarios y los eventos que cerraron puentes y callaron voces y gritos que proferiamos para encontrarnos.

Todo eso, hermosa mia, es testigo de que pongo esta cansada alma mia a tus pies, aunque dicen que poner el alma donde uno quiere sale a veces muy caro, más estoy dispuesto a pagar ese precio.

Por las noches y días que restan a mi vida, vida junto a ti, llamo a tu corazón y es todo oido. Por la oceanía de hombre desmedido, me mido a tus deseos y en tus manos dejo mis cansados besos por volver a vivir miel en tus dulces labios.