Cinco


Leonardo acababa de cumplir los 30 años, era hijo único.
Nacido en una familia humilde en un pueblo olvidado en algún lugar de México; no le gustó ser pobre, por lo que emigró a la ciudad en busca de mejor vida.
Nunca se metió en problemas con drogas o con la autoridad; estudió en la ciudad de Monterrey, tenía muchos amigos pero muy en su interior vivía inconforme.
Trabajó desde pequeño en lo que pudo, prosperó, tuvo muchas novias, se casó con Celia, una de tantas; y aún recién casado, vivía molesto, mantuvo una novia en una ciudad cercana a donde vivía y una querida en su pueblo natal a donde iba a visitar de vez en cuando a sus padres.
Cierto día sin decir nada a sus amigos, abandonó trabajo, amigos, esposa, cruzó la frontera y se perdió por la unión americana.
A poco de llegado a Texas, se casó otra vez con Sally, una ruda norteamericana que mantenía un próspero rancho ganadero, y en secreto mantuvo amoríos con Dalila, una latina muy bonita que conoció en un salón de baile, pero aún persistía su inconformidad.
Fueron cinco disparos que acabaron con la inconformidad de Leonardo, cinco las balas de bajo calibre entraron por su espalda mientras dormía, cinco orificios por donde escapó su vida en forma de líquido rojo.
Se desangró en una habitación de hotel de carretera, acababa de cumplir 30 años y nunca nadie se enteró del motivo de la agresión.