Respetando mi juicio, que es lo más humanista que tengo, pues desde este ángulo de la existencia nada es más impersonal que lo que tratas de representar y no está en ti. Pongo esta alma mía donde quiero y no me nutro de inútiles y vanos ruegos, sino de la exploración del ser y la virtud de caminar por lo poco explorado.
Y puedo, a ciencia cierta, decir que todo aquel que no reconoce los niveles de maldad y de bondad de que somos capaces los seres humanos, vive los estragos de la miseria y no puede encontrar su equilibrio.
Y es en la miseria de la moralidad donde todos los que creemos en los demás, en lo que dicen que sienten, que encontramos el castigo por intentar no ser.