Negocios...



Pues bien, lo acepto, cuando tratas con tiburones puedes resultar mordido. Así son los negocios.

Hace días cerré un trato que en un principio me pareció bueno, más al ver todo claro, en números, ya no me lo pareció tanto, ya no hubo vuelta atrás.

No obstante seguí adelante, firme en mi decisión, entendí la manera de trabajar de los ejecutivos, de los altos ejecutivos, esos que no necesitan consultar con nadie para tomar sus decisiones. Son ellos que en fracciones de segundo resuelven una situación que a mi me tomó días y aunque pude vislumbrar la manera de salir librado, sé no fue la óptima, sí, lo admito, perdí.

Todo el tiempo hay maneras de hacer las cosas mejor, si contara con todo el tiempo del mundo, y toda la información disponible, estoy seguro que las decisiones serían más lucrativas, pero hay casos, la mayor parte de las situaciones no son así, que no tienes más opción que confiar en la intuición y los datos a la mano, un rápido cálculo mental, sin dejar traslucir lo que piensas, tomas la decision y la mantienes, tratas de sacar la mejor parte, confías en que con quien haces negocio saque su mejor parte también.

Dicen que los grandes toman rápidas decisiones y las mantienen, y los pequeños, toman decisiones con más tiempo pero rápido las cambian. He ahí uno de los mayores problemas a que nos enfrentamos con empleados y ejecutivos medianos y con burócratas.

La vida es así.