Destino



Con suave algodón quitó el maquillaje de una noche más, el espejo devolvió una imagen de soledad y edad, tenía una mirada que sin palabras pedía una explicación.
El vaso a medio terminar, evidenciaba una calma que estaba lejos de sentir.
Con ansia fumaba un cigarrillo que se gastaba como se gastaba ese día, otro sin escuchar más voces, ni una risa, y mucho menos felicitaciones o aplausos.
Hacía años que las flores dejaron de llegar a la puerta de su camerino, ahora el bullicio se había ido a tocar a otras puertas.
En el humo buscaba siluetas de sueños que nunca llegaron, ilusiones que no cristalizaron.
En el cajón, escondido, un frasco vacío era cómplice del momento.
Y así, como cada vez que finalizaba el día, frente a su imagen se quitaba la máscara y quedaba sólo ella, nadie más, y mientras vaciaba el vaso, su mirada devuelta desde el salpicado espejo pedía con toda su fuerza, un día más, una última oportunidad.