Esta impasible voluntad...




Llevamos en los recuerdos tumbas de todo lo que hemos sido, lo dejado atrás, y no tiene nada de malo algunas veces detenerse a dejar una flor y dedicar un pensamiento a esa lápida que fue parte de nuestra vida.

Cuando se está solo y no hay con quien hablar es a veces difícil dominar los pensamientos insurrectos y cuando sientes que eres un pilar sobre el que se apoya la confianza de otras personas, gente de verdad querida, sabes que no tienes derecho a desfallecer, a llorar, a sentirte triste. Cuando la flecha ha dado en el blanco y en un abrir y cerrar de ojos hay dolor, desesperación, desamparo y abandono no se puede menos que huir hasta el último rincón de alegría y subsistir impasible.

Esas eran mis cavilaciones allá en el velorio. Me sentía raro como de vidrio con toda la gente ahí pero ya cuando hubo pasado la noche y llegó el día, luego el recorrido y llegó el momento de la despedida final ante la fosa, todo fue diferente, hubo un momento en que algo tenebroso se apodero de mí, mi vista se nublaba pero supe que haba algo inmune a todo ello, algo mudo e inalterable que ha persistido en el transitar de mis años y es mi voluntad, que significa poder y a la vez severidad de la no vulnerabilidad.

Tengo ya más claras algunas cosas, es triste pero positivo superar pruebas que pone la vida, cuando todos se acercaron al féretro a dejar su puño de tierra fue liberador, pienso que ese acto simbólico no es para quien abandona este mundo, es para los que quedan una liberación, de ese sentimiento de pérdida, fue en ese momento en que se aclaró mi vista y entendí que todo pasa por algo, personalmente no creo en el destino pero sé que hay algo que parece guiar los acontecimientos y cuando te das cuenta que todo encaja, todo queda en su lugar te das cuenta que a pesar de todo la vida es perfecta, es bella por el simple hecho de que estamos en ella sabiendo que alguna vez tendremos que salir.

Y es con ésta apasionada esperanza que sé que solo donde hay sepulcros, hay resurrecciones.